En 1995, un compañero de la escuela donde estudiaba pintura artística me invitó a probar una clase de yoga donde él iba.

Salí de allí indignado.

"¡Esto es una puñetera secta!", pensé...

A pesar de esa primera impresión decidí volver a probar, porque hice una apuesta con mi amigo...

...si ganaba yo, demostrándole que el yoga no sirve para nada, y haciéndole ver que tenía que dejar de hacer el tonto con su vida, me quedaría la mejor de sus pinturas...

...si ganaba él, porque a mí me gustaba esa segunda clase y me apuntaba como alumno, él se quedaría mi mejor pintura...

Hoy en día, agradezco haber perdido aquella apuesta, y la mejor de las pinturas que yo haya nunca hecho.

La disfruta mi amigo desde hace muchos años.

Y yo, que decidí formarme como profesor de yoga al cabo de dos meses de empezar a recibir clases regularmente, llevo 26 años, desde 1999, ayudando a miles de personas a sentirse muy satisfechas con su vida ofreciendo clases de yoga y meditación, y tremendamente agradecido de haber perdido aquella apuesta.

LO QUE DICEN LOS ALUMNOS:

Santiago Jané: "Valoro mucho en las clases de Josep que nos explica claramente que lo importante del Yoga no son las posturas, sino la atención, la respiración, el que cada persona haga lo que pueda sin nunca forzar demasiado"

Roser Ferrer : "Me gusta mucho de Josep que se adecúa a las necesidades físicas de cada alumno, y que las sesiones tienen un ritmo pausado que ayuda a aunar la parte física con el bienestar emocional. Es muy discreto a la hora de corregir a las personas para que se sientan cómodas en todo momento"

Carlos Aparicio: "Sus clases son obras de arte. Que no cambie nada, por favor"

Vanessa Fiore: "Me gusta mucho su puntualidad, el hecho de que explica los beneficios que aporta cada ejercicio que hacemos, y que corrija las posturas con paciencia y dando ánimos. También me gusta mucho de Josep su disposición a resolver dudas o consultas, y que se preocupa mucho de sus alumnos"

Gemma Bierge : "Valoro mucho de Josep su trato amable y dialogante. También que sus clases son como una meditación, más allá de la postura, nos lo recuerda constantemente. El contenido de las sesiones es muy diverso, con variaciones de las posturas. También me gusta mucho el buen humor durante las clases, su disponibilidad a responder preguntas, y el querer saber cómo estamos al final de las clases. Y siempre cerramos con unos minutos de meditación, práctica a la que nos anima que incluyamos en nuestro día a día constantemente."